La incertidumbre
Ahora empieza lo más duro.
La mayoría de voluntarios tienen que recuperar su normalidad.
Mientras sigue quedando mucho barro por quitar.
Al que no le han limpiado la calle hasta hoy, puede que le toque esperar más días todavía.
Lo mismo con las plantas bajas.
Los primeros 15 días han sido sin pensar, ir a quitar barro y escombros, darle a la escoba y a la karcher.
Ahora todo se vuelve más lento.
Con menos gente y con los pocos efectivos que hay en proporción a las necesidades, el tramo final de limpieza se puede hacer eterno.
A esto hay que sumar que toca lidiar con todo esto de golpe:
El shock, la conmoción y el luto.
Traumas y miedos.
El papeleo de seguros y ayudas.
Conseguir coche.
Conseguir muebles y electrodomésticos
Esperar a que la calle y el pueblo esten accesibles para que entren los camiones de reparto y de servicios.
Que el garaje este operativo.
Que los comercios de la zona vuelvan a funcionar.
Que el colegio y las actividades extraescolares puedan volver.
Y así otras tantas movidas que no llego a imaginar.
Todo esto es incertidumbre.
Una incertidumbre que puede durar meses y en algunos aspectos serán años.
Las personas llevamos muy mal la incertidumbre, no nos gusta nada, ni la sabemos gestionar.
Menos si es una incertidumbre que no depende de nosotros.
Y si la incertidumbre es de largo plazo, puede ser demoledor a nivel piscológico.
Hay que seguir atentos y echar una mano en lo que se pueda.
¡Hasta mañana!