Una cámara graba el interior de una cafetería estadounidense.
Tiene IA que detecta los movimientos y las personas.
No solo es capaz de registrar el trabajo de los empleados, sino que registra la actividad de cada cliente.
¿Qué pide? ¿Qué hace? ¿Cuánto tiempo “ocupa” en una mesa? Etc.
Es el valhalla de la optimización.
Es la transformación de los bares y cafeterias en “cadenas de montaje”.
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Al ver el vídeo, tuitee que estabamos a un paso de ir a tomarnos un café y recibir un mensaje como el siguiente:
"Tiene 15 minutos para disfrutar del café en nuestras instalaciones. Nuestros algoritmos dicen que el cliente promedio utiliza 12 minutos.
Nosotros le regalamos 3 minutos extra porque aquí mejor que en casa"
Entonces llega Robert (socio del club nofinancieros) y me pone un podcast de unas chicas de Barcelona.
En el episodio, narran cómo en la ciudad condal ya se está dando el fenómeno “tienes X minutos para consumir el cafe en nuestra terraza”.
En Barcelona es que son máquinas de la innovación destructiva que el resto de España no tarda en copiar.
Aquí se juntan dos temas: los datos y la mentalidad
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La mentalidad.
Todo el mundo quiere hacerse millonario con lo mínimo.
Me explico.
Si una cafetería da para facturar 60.000€ al año, no intentes facturar 120.000 € con reglas de mierda como los turnos de comida o limites de tiempo.
Te irá bien una temporada, hasta que tu cliente se canse del maltrato.
Maltratar al cliente está de moda.
Culpa nuestra.
Vuelvo al tema, cada negocio es un mundo y no todos los negocios pueden ser billonarios.
Asumamos que hay negocios que dan para vivir, otros para vivir bien, otros para vivir muy bien y otros para vivir 7 vidas.
Esto aplica a los dueños de viviendas en alquiler.
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Los datos.
Son el petróleo del siglo 22 o algo así dice la peña.
También son la nueva dictadura en la sombra que nos lleva a una vida optimizada a base de estrés innecesario.
Todo medido, todo calculado.
“Tienes 5 minutos para aburrirte según nuestra base de usuarios”
“Tu espera en este banco de parque en plan “a ver qué ocurre” esta estimada en 12 minutos, momento en el que nuestros algoritmos predicen que aparacerá alguien que conoces”
Así veo el futuro.
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La línea fina entre optimizar un negocio y putear al cliente.
Menos mal que los chinos han llegado para salvar la cultura de bar española de toda la vida. Ellos la IA la llevan integrada y saben cómo hacer dinero.
Buen giro de guión que ninguno esperabamos cuando empezaron a desembarcar en nuestros bares.
¡Hasta mañana!